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Discurso de Gabriel Boric
Justino Sanchón
Salamanca (España), 12 sep (EFE).- Paco Ureña ha cortado una oreja en la segunda corrida de la Feria de Salamanca, celebrada esta tarde, aunque la espada le impidió otra más en su segundo toro, dentro de una tarde aciaga para Morante de la Puebla y José María Manzanares, que completaron la terna.
Se han lidiado seis toros de El Puerto de San Lorenzo. El quinto fue devuelto a los corrales y sustituido por otro del mismo hierro.
FICHA DEL FESTEJO:
José Antonio Morante de la Puebla, pitos y división.
José María Manzanares, ovación tras leve petición y silencio.
Paco Ureña, oreja y ovación
El público abroncó al presidente por no devolver al primer toro de la tarde, al considerarlo un inválido.
Tres cuartos de entrada en una tarde con buena temperatura, aunque con ligeras rachas de viento.
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UREÑA SOBRESALE ENTRE DOS NÁUFRAGOS
Morante de la Puebla, especialmente después de su sobresaliente actuación ayer en Valladolid, era de uno de los grandes esperados en la Feria de Salamanca, pero sus dos toros, de mala presentación y peor predisposición, no le ayudaron.
En el primero, tuvo que abreviar porque se enfrentó a un enemigo inválido, que sin embargo no fue devuelto pese a la petición del público. Mató de media estocada y tres descabellos y escuchó los pitos del respetable.
En el segundo de su lote, el sevillano tuvo gesto pero le faltó entrega, aunque dejó dos verónicas brillantes y ya, con la muleta, rezumó torería pero sin hilvanar la faena. Mató de un bajonazo y los tendidos se dividieron.
José María Manzanares fue de menos a más y empezó su faena con tres grandes verónicas, aunque lo mejor llegó en el toreo en redondo y dos cambios de mano sumamente estéticos. Mató tras una estocada desprendida y fue ovacionado con ligera petición de oreja.
Su regreso al ruedo no comenzó bien para Manzanares, ya que su segundo fue devuelto a los corrales y ante el sobrero no logró acoplarse, por lo que tuvo que abreviar. Mató de una estocada y su labor fue silenciada.
Ureña porfió con valentía ante un toro muy deslucido, aunque le sacó partido en una gran faena y logró la primera oreja de la tarde. Ante su segundo, estuvo voluntarioso pero mató mal, escuchó un aviso y fue silenciado.