miércoles, 4 de julio de 2012
Venezuela entra por la puerta de atrás de Mercosur

CARMEN DE CARLOS, para SudAmericaHoy (SAH)

Unasur y Mercosur, los dos grandes mercados políticos y económicos de este lado de América, decidieron suspender, hasta que haya elecciones, al Paraguay de Federico Franco. Los argumentos utilizados, en ambos casos, fueron el presunto incumplimiento de la ley en la destitución de Fernando Lugo. La rapidez del juicio político al ex mandatario (48 horas) y su  indefensión por falta de tiempo, les sirvió de argumento para hablar de golpe de Estado, aunque el proceso respetase la letra escrita de la Constitución y Lugo contara apenas con cuatro senadores y un diputado de apoyo.

Llama la atención que en ese contexto, en la doble cumbre de Mercosur y de Unasur, Paraguay –el de Federico Franco- no tuviera derecho a  defensa de ninguna naturaleza. El celo para no escuchar a un país que, con demasiada frecuencia Argentina y Brasil menosprecian, se aplicó en términos absolutos. Un diputado paraguayo del bloque sudamericano no pudo hacer acto de presencia: Se le prohibió la entrada en la reunión de Mendoza (Argentina). La escena sería, más o menos, equivalente a negarle el paso a un eurodiputado en Bruselas.

En ese foro de Mendoza, con el maravilloso paisaje de fondo de Los Andes, sucedió algo más. Argentina, Brasil y Uruguay dieron luz verde al ingreso de Venezuela en Mercosur. De este modo, con Paraguay suspendido como país miembro, hicieron caso omiso al inamovible veto del Congreso de Asunción a aceptar entre los suyos el Gobierno bolivariano de Hugo Chávez. La medida, fuera de la ley del propio Mercosur, resulta insólita pero no termina ahí. Después de consumada toda la operación –entre el jueves y el viernes- apenas empieza la semana resulta que el Ministro de Asuntos exteriores de Uruguay, Luis Almagro, se descuelga con unas declaraciones en las que asegura que su país no estuvo de acuerdo con las formas seguidas para la entrada de Venezuela en Mercosur. “No está dicha la última palabra”, se consoló antes de recordar que el 31 de este mes es la fecha límite de ratificación.

La secuencia de hechos es descorazonadora. La Sudamérica agrupada en Unasur y Mercosur ha demostrado su doble rasero de medir la democracia. Las formas en la destitución de Lugo son repudiables pero se ajustan a la Constitución que el ex mandatario juró. Lo de Venezuela, se mire como se mire, no tiene asidero legal porque Paraguay no está expulsada del Mercosur y el Congreso y sus decisiones no se pueden ignorar. El titular de Exteriores del Gobierno de José Mujica trató de sacudir la responsabilidad de su Gobierno en ése punto y apuntó a Dilma Rousseff como impulsora de la medida y a Cristina Fernández como entusiasta seguidora de la misma. Tanto si fue así como si no, la imagen de un bloque nunca consolidado resulta lastimosa.