EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Luli DELGADO, para SudAméricaHoy
Repasemos el 1965 que recuerda mi infancia:
Se comentaba en mi casa la muerte de Winston Churchill, y la lucha de Martin Luther King por la igualdad de los derechos civiles. También oía hablar de la guerra de Vietnam y el lanzamiento al mercado del inigualable Ford Mustang.
En Inglaterra Mary Quant creó la minifalda.
La gente se vestía de manera especial para ir al cine y ese año entró en cartelera La novicia rebelde, sin duda uno de los mejores musicales de la historia del cine.
Además de su trama e inolvidable banda musical, fue una de las primeras películas que recuerdo haber visto con intermedio.
Quienes andábamos por ahí la vimos varias veces, y compramos el long play con las canciones que escuchábamos a más no poder, y que valga decir fueron incorporadas a los actos de fin de curso de la época.
Recuerdo que fue la primera vez en que supe de la existencia de la limonada rosada, y que me encantó cuando la novicia rebelde vistió a los niños Von Trapp con la tela de unas cortinas.
Hubiera querido ser uno de esos niños, y creo que las más mayores suspiraban por el elegante Capitán Von Trapp, quien a mis ojos de ocho años pasó de ser “el malo”, para terminar por ser “el bueno” cuando se casó con la novicia.
La novicia rebelde fue definitivamente una película alegre y divertida que marcó muchas infancias, aunque recuerdo que a mí siempre se me hacía un nudo en la garganta en la parte cuando el Capitán Von Trapp canta “Edelweiss” en un festival atiborrado de nazis y a sabiendas de que los iban a poner presos. Se le corta la voz a mitad de canción, y entonces la ahora señora Von Trapp se mete en el círculo de luz del escenario y lo ayuda a continuar. Después se incorporan los niños y por último la platea entera. Siempre se me aguaban los ojos.
Como se me aguaron de nuevo, cuando leí que el fabuloso Capitán Von Trapp, ya con 91 años, falleció a consecuencia de un resbalón.
Paz a su alma y gracias siempre por uno de mis más queridos recuerdos de infancia, mi querido Capitán.