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Discurso de Gabriel Boric
Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy (SAH
Ha muerto un hombre. Tenía 95 años. Se llamaba Nelson Mandela. El mundo está en deuda con él y Sudáfrica, más. Los negros de norte a sur de las Américas lloran su fin. Los blancos también. Presidentes del continente escriben epitafios en breves mensajes. Jefes de Estado de todos los países que hay sobre la tierra envían sus condolencias. Descanse en paz, la que siempre tuvo en su interior.
El joven negro que se hizo viejo en la cárcel recuperó la libertad, tras 27 años, con una sonrisa en el rostro. Seguía creyendo que el ser humano, aunque fuera blanco, merecía la pena. Quiso los mismos derechos para todos. Que el “apartheid” le viera a él y a los suyos como un igual. Logró que la ley y la democracia hicieran justicia, aunque le llegara hecho un anciano. Se equivocó en el resto: No era igual a los demás. Siempre, por fortuna para la humanidad, fue distinto.
Algunas de sus frases suenan hoy más lapidarias que nunca:
–«Mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí».
–«Nunca he considerado un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera, ni dentro de la cárcel».
–«Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo un hombre».
–«La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad».
Hoy, en su muerte, otros hablan por él.
Barak Obama, el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca, pensó en voz alta: “No puedo imaginar mi vida sin su ejemplo”. Desde Colombia, Juan Manuel Santos, dijo: “Su legado se mantiene como nuestra guía para alcanzar la paz”. Enrique Peña Nieto añadió: “La humanidad pierde a un luchador incansable”. Sebastián Piñera, en la Casa de la Moneda, declaró: “Ha muerto un grande entre los grandes. Tuvo la generosidad de saber perdonar, de luchar toda su vida por reconciliar a los sudafricanos, Tanto los blancos como los negros y luchar por la paz en su país”. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner difundió un comunicado donde lamenta, “el vacío y la tristeza que nos deja su partida”. También Dilma Rousseff expresó su “consternación” en una nota oficial donde considera a Mandela “la mayor personalidad del siglo XX” capaz de conducir “con pasión e inteligencia uno de los más importantes procesos de emancipación del ser humano de la historia contemporánea- el fin del apartheid en Sudáfrica”. Su ejemplo, continuó, “guiará a todos aquellos que luchan por la justicia social y la paz en el mundo”.
Nicolás Maduro le rebautizó «gigante» y decretó tres días de duelo. Ollanta Humala insto a «seguir su camino». El ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, lamentó: «Madiba se fue, pero dejó para todos nosotros sus enseñanzas inolvidables”. El presidente Evo Morales, le identificó con los “humillados” y “los marginados”. Bolivia, como buena parte de los pueblos americanos, siente la muerte de Mandela como la de un líder propio. Hasta Pelé reconoció en Mandela a “un héroe” pero también “un amigo y un compañero en la lucha por el pueblo y por la paz en el mundo.Estoy muy triste. Fue una de las mayores influencias en mi vida”. Sin duda, también en la de millones de personas que un día pensaron que el hombre siempre sería un lobo para el hombre. Nelson Mandela les aclaró, «si pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar. El amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario».