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Fernando Gimeno
Lima, 1 sep (EFE).- El Amazonas, el río más largo y caudaloso del mundo, tiene desde hace tres años una nueva ruta más extensa cuyos peligros, como el narcotráfico y el bandidaje, quedaron registrados por sus primeros navegantes en el documental «Peeled faces» (Caras peladas), que el lunes se presentó en Lima.
El estadounidense West Hansen, líder de la expedición «Amazon Express», explicó a Efe que en su viaje fue robado una vez, disparado en otra ocasión y encañonado otras dos veces, entre otras incidencias recogidas en su documental, que anoche abrió el undécimo Inkafest, el festival de cine de montaña y aventura de Perú.
Hansen es la primera persona que navegó los 6.800 kilómetros del Amazonas desde su naciente más lejana, descubierta en 2012 por su compatriota James Contos al determinar que el río Mantaro es entre 70 y 90 kilómetros más extenso que el Apurímac, conocido hasta ese momento como la naciente más lejana del Amazonas.
La expedición, organizada por National Geographic, demoró 111 días en llegar al océano Atlántico desde el nacimiento del Mantaro, a 5.200 metros de altura en los Andes peruanos, en un viaje que los llevó por los ríos Ene, Tambo y Ucayali, cuya confluencia de este último con el Marañón forma el Amazonas antes de Iquitos (Perú).
Esa ruta obligó a los «kayakistas» a atravesar el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), una zona de la selva montañosa de Perú declarada en constante estado de emergencia por la presencia de bases del grupo terrorista Sendero Luminoso y por concentrar casi la mitad de cultivos ilegales de hoja de coca del país.
«En el río Ene encontramos una aldea donde su jefe pensaba que estábamos transportando droga», relató Hansen, quien más tarde comprendería que esas suspicacias no eran gratuitas cuando su grupo halló fardos con esa sustancia en un remanso del río.
Al llegar a Poyeni, un local «se puso nervioso y disparó al bote de los fotógrafos. Fuimos detenidos por hombres armados, pero se disculparon cuando llegó el jefe local, quien nos invitó a pasar la noche con ellos. La aldea se veía hermosa con la luna llena sobre la selva», recordó.
El descenso por el Mantaro también puso en riesgo la vida de los expedicionarios por sus rápidos de clase V+ (dificultad extrema), con aguas muy turbulentas y muy poco predecibles, que requieren maniobras de gran técnica para superar olas de dos metros, cascadas, hoyos y remolinos.
Hansen tuvo la colaboración del experto guía peruano Juanito de Ugarte, quien recibirá un homenaje póstumo durante el Inkafest tras fallecer en noviembre del pasado año.
«Sin su liderazgo, la expedición habría fracasado. Más de una vez me salvó la vida en aguas realmente violentas de una manera tan calmada que yo raramente supe que estaba en peligro hasta que miraba atrás», describió Hansen.
Además de Ugarte, otros expertos que acompañaron a Hansen en algunas partes del recorrido fueron los estadounidenses Tino Specht, Jeff Wueste, John Maika, Ian Rolls, Pete Binion, Jason Jones y Erich Schlegel, los peruanos Daniel Rondón, Santiago Ibáñez, Chava Loyaza y César Peña, el mexicano Rafa Ortiz y el chileno Simón Yerovi.
La expedición fue asaltada en la Amazonía brasileña por una banda de cinco presuntos delincuentes que les quitaron la cámara después de registrar su equipo en busca de droga. «Estaban muy nerviosos y pensamos que accidentalmente nos podrían disparar», comentó Hansen.
«Mientras el río se hacía más grande, tuvimos que afrontar enormes corrientes causadas por las mareas y, ya en el océano, olas de diez metros en medio de la noche, lo que fue realmente escalofriante», agregó.
A pesar de los peligros, el descenso del Amazonas desde el nacimiento del río Mantaro ya es una atracción para otros expertos en kayak que repitieron la experiencia en 2013, mientras que ya hay otra expedición se prepara para afrontar la misma aventura próximamente.